Ludopatía:
Antes de que fueran aprobadas las nuevas reglas de juegos de azar y los permisos para instalar casinos en el país, los pocos ludópatas y los dramas que viven sus familias se detectaban en palenques, carreras de caballos o deportes de cualquier índole. Hoy es ya un lugar común y afecta personas de todas edades y sexos, así como de cualquier nivel socio económico, lo que fué cuba y es las vegas, se ha extendido a todo el territorio nacional, con los problemas delictivos inherentes a su funcionamiento legal.
Causas
Los sistemas de recompensa cerebrales, los mismos que intervienen en las adicciones son responsables de éstas conductas adictivas, pero el aspecto social juega un papel muy importante entre las causas como en la prevención.
La ludopatía generalmente empieza a comienzos de la adolescencia en los hombres y entre los 20 y 40 años en las mujeres.
La ludopatía a menudo involucra comportamientos repetitivos en relación a los juegos de azar, sea en casinos, en clandestinos o en internet. Las personas con este problema tienen dificultad para resistirse o controlar el impulso a jugar. Aunque comparte características pseudo obsesivo compulsivas, la ludopatía es una afección diferente.
En las personas que desarrollan ludopatía, el juego ocasional lleva al juego habitual. Las situaciones estresantes en la vida, como viudez, divorcio o quiebras económicas así como el uso o abuso de drogas, pueden empeorar los problemas del juego.
Síntomas
Las personas que sufren de ludopatía muchas veces se sienten avergonzadas y tratan de evitar que otras personas se enteren de su problema. La Asociación Estadounidense de Psiquiatría (American Psychiatric Association) define a la ludopatía como el comportamiento fuera de lo habitual que tiene cinco o más de los siguientes síntomas:
- Cometer delitos para conseguir dinero para jugar.
- Sentirse inquieto o irritable al tratar de jugar menos o dejar de jugar.
- Jugar para escapar de los problemas o de sentimientos de tristeza o ansiedad.
- Apostar mayores cantidades de dinero para intentar recuperar las pérdidas previas.
- Perder el trabajo, una relación u oportunidades en sus estudios o en su carrera debido al juego.
- Mentir sobre la cantidad de tiempo o dinero gastada en el juego.
- Hacer muchos intentos infructuosos por jugar menos o dejar de jugar.
- Necesidad de pedir dinero prestado debido a las pérdidas ocasionadas por el juego.
- Necesidad de apostar cantidades cada vez más grandes de dinero para sentir excitación.
- Pasar mucho tiempo pensando en el juego, como recordar experiencias pasadas o formas de conseguir más dinero con que jugar.
La ludopatía es considerada y tratada por nosotros como una adicción, como ven, los síntomas son similares a la adicción a sustancias o comportamientos adictivos. Puede según su gravedad ser tratada con el paciente como externo, acudiendo al Instituto de Salud Mental Mérida con una frecuencia diaria o como interno durante 12 semanas en una estancia de rehabilitación en donde recibirá además de la terapia específica para ludopatía y depresión que incluye diversas técnicas de psicoterapia y atención médico psiquiátrica, una serie de actividades para adquirir habilidades y rehabilitar las perdidas, incluyendo en ésto a la familia para cambiar y mejorar la calidad de vida. Con frecuencia la ludopatía se acompaña y complica con depresión que si es inmotivada y persiste más de 2
semanas, no es solo una reacción sino que se debe a una alteración neuro psiquiátrica que requiere consulta al Psiquiatra y medicación con psicoterapia también. La familia y sus actitudes así como una disposición positiva juegan un papel muy importante en la rehabilitación del jugador. La mejoría puede sentirse en la 1a o 2a semana y se resuelve en 12 semanas, pero siempre será necesario un seguimiento posterior de 2 años, la frecuencia de citas posteriores a su alta, la determina la gravedad de su cuadro y su capacidad de recuperación. El no tratarse es siempre más costoso y mas doloroso en lo económico, pero sobretodo en sufrimiento moral y material.
Estos son los 10 síntomas que grupos de auto ayuda no profesionales mencionan como distintivos del problema, no es necesario tener todos para considerarse afectado:
1. No puedes parar: además del dinero, el jugador adicto es incapaz de dejar de dilapidar su tiempo. No se trata de elegir entre una y otra forma de ocio, sino de ser incapaz de levantarse de la mesa, virtual o real. Si tienes dudas, ponte a prueba a ti mismo y marca un límite, que puede ser una hora determinada o una cantidad de dinero. Si no puedes cumplir tus propias propuestas, mala señal.
2. Juegas con dinero que no puedes permitirte perder. Otra clave para el juego sano es apostar solo el dinero que tengas previsto gastar en esa actividad de ocio. Si empiezas a preocuparte porque una hipotética pérdida te causaría problemas, vas por el mal camino. El caso extremo es jugar con dinero prestado o romper el cerdito de tu hijo.
3. No disfrutas con las apuestas. Pensar en gastarse unos euros en el juego debería ser igual que hacerlo en el cine, en un concierto, o en coleccionar maquetas de trenes. Si el juego es una vía de escape a tu vida miserable o a otros problemas, si tu actuación es compulsiva y no de ocio, también deberías recapitular.
4. Sigues jugando para recuperar lo perdido. Es una de las peores opciones que existen, aunque es muy fácil incurrir en este error. ¿Por qué crees que va a cambiar tu suerte? Lo más fácil es caer en tilt, como dicen los jugadores de póquer, y empezar a cometer errores cada vez mayores que casi con toda seguridad aumentarán tus pérdidas aún más. Una de las señales de un gran jugador es saber levantarse a tiempo de una partida que no nos conviene.
5. Cada vez juegas más dinero. No es el caso de los jugadores racionales (también los hay), quienes después de superar un nivel durante un tiempo pasan al siguiente, siempre con un respetuoso control de banca. Si la adrenalina que genera el juego te impulsa a jugar cada vez más dinero para seguir sintiendo lo mismo, es que te has convertido en un yonki del azar.
Crupiers comprobando las cartas antes de la llegada de los jugadores
6. Haces cualquier cosa para conseguir dinero para el juego. No hay que ser muy listo para saber que este es un síntoma extremo. Más allá de consideraciones morales y penales, robar, engañar y recurrir a cualquier tipo de crímenes para acabar jugándote el dinero no solo es una estupidez, sino que entrarás en un camino de muy difícil retorno.
7. Antepones el juego a otras cosas importantes. El autoengaño puede alcanzar la maestría en algunos casos, pero si te pierdes la función escolar o incluso la boda de tu hija por hacer algo que está abierto las 24 horas del día está claro que tienes un problema grave. Peor aún es jugarse a la mujer, que aunque parezca una exageración lo hemos visto no hace mucho.
8. El juego afecta a tu carácter. Se pueden conseguir experiencias muy agradables con el juego, incluso sin necesidad de ganar. Un profesor de matemáticas me enseñó de joven que no hay que fiarse demasiado de alguien que no juega a nada (al tenis, al ajedrez, a apalabrados… a lo que sea). Saber disfrutar de ello te mejora por dentro y por fuera y te enseña a relacionarte, pero si ves que te estás convirtiendo en peor persona (los otros se darán cuenta mucho antes), deberías reconocer este síntoma lo antes posible y tomar medidas.
9. La negación. La mayor dificultad para distinguir esta señal es que un no adicto también negará que lo es, al igual que el inocente tampoco reconoce el crimen que no ha cometido. En todo casi, casi nunca se le dice a alguien que es un ludópata cuando está lejos de llegar a serlo. Como suele decirse con el alcohol, si alguna vez te preguntas si estás bebiendo demasiado, probablemente es porque lo estás haciendo.
10. Tendencias suicidas, escaso apego por la vida. Es quizá el último escalón y suele ir acompañado de fuertes deudas, por lo que nadie debería llegar tan lejos. La adicción al juego puede parecer menos grave que el alcoholismo o la drogodependencia, pero es la más relacionadas con los intentos de quitarse la vida.
Hay otros síntomas, pero la mayoría están relacionados con algunos de los citados, si tú o un familiar o amigo están preocupados por la forma o consecuencias de jugar, no espere que éstas sean irremediables o tomen grandes proporciones, sea de ayuda para recibir atención profesional adecuada.