¿Al Psiquiatra? ¡Si no estoy loco!

¿Al Psiquiatra? ¡Si no estoy loco!

¿Al psiquiatra? ¡Si no estoy loco!.

Es la inmediata respuesta de quien es enviado al Psiquiatra (Médico especialista de las funciones del cerebro).

La renuencia a ser enviado a un tratamiento médico con el Psiquiatra, especialista de las enfermedades del pensamiento, memoria, la conducta y las emociones, parte de la idea equivocada de que el médico Psiquiatra atiende solamente personas que han perdido el juicio por diferentes causas. A pesar de la creciente información mundial al respecto, persiste el descrédito de quien acude en busca de ayuda. Tanto en el ámbito familiar como en el escolar, laboral y en general social, siempre  hay repercusiones negativas, injustas y discriminatorias, así como estigmas para quien acude al Psiquiatra.

image6La mayoría de la gente desconoce aún que para ser Psiquiatra, hay que hacer una carrera de Medicina, tener nociones de Medicina Interna, en cada una de sus ramas, y posteriormente especializarse y re-certificarse ante un Consejo cada 5 años-dice el Dr. Manuel Trava García- del Instituto de Salud Mental Mérida. La actualización neuro-psiquiátrica es indispensable por lo acelerado de los nuevos conocimientos sobretodo en los últimos 5 años.

El Psiquiatra atiende en su mayoría enfermedades que hacen perder la salud mental y que son de causas múltiples: sociales, físicas, también motivadas por otros organos y sistemas de otras especialidades además de la  psiquiatría.

El Psiquiatra atiende: Depresiones , apatías, desánimos, insomnios, dolores cambiantes y frecuentes sin mejoría o sin diagnóstico, a pesar de frecuentes tratamientos y estudios de otras especialidades  y algunas veces con muchas formas de manifestar ansiedad como: Sentir tensión muscular y estrés permanente antes problemas comunes de la vida. O una timidez y vergüenza tan grandes que confinan al paciente a su propio cuarto y lo hacen abandonar las tareas más simples de la vida. Otras personas son atormentadas por pensamientos absurdos , inaceptables e involuntarios y actos repetitivos que desgastan y hacer perder el tiempo y causan gran dolor moral como bañarse siguiendo un ritual perfecto y al finalizar tienen la duda de si quedó algo sucio y necesitan volver a bañarse una y otra vez para evitar la ansiedad que el pensamiento produce, tantas veces, que ocupa la mayor parte de su vida. O personas que tienen cambios bruscos y frecuentes de humor, incomprensibles, que someten a quienes comparten su vida, a una tortura permanente. L las antes llamadas “Neurosis” de todo tipo, que antes se pensaban como problemas de caracter y que ahora se sabe que son producto de un mal metabolismo de  sustancias o funciones cerebrales. Un ejemplo es quien cree tener enfermedades inexistentes y se somete a estudios costosos y complicados frecuentemente, u otro  que es tan negativo y asustado por el futuro que cansa a quienes viven con él o ella con su miedo y negatividad. También acuden por los problemas de consumo de drogas legales e ilegales de los que hemos hablado extensamente en otros artículos y que afectan y cuestan a todos. Y solo a veces,  en un 1% atendemos en la consulta privada psiquiátrica a alguien que ha perdido el juicio. El 99% son personas que sufren y están conscientes de su sufrimiento, pero no lo pueden evitar.

Estas, todas, son enfermedades médicas que tienen parte de sus orígenes en el mal funcionamiento del cerebro y el resto del sistema nervioso y del organismo que se inflama y disfunciona tanto en lo eléctrico, como en lo magnético y bioquímico, no necesariamente lo que la gente llama “locura” y que se ha vuelto una mancha negativa en la historia personal a través de burlas, películas, obras de teatro y el uso de términos médicos como formas de humillación, burla, descrédito o desautorización de las opiniones. “Eres una histérica” ” “¿Estás loco?, ¿Eres bipolar?…”

Se sabe ahora que las enfermedades emocionales son capaces, a nivel físico molecular de efectuar cambios desfavorables, y que mientras más tarden los pacientes en llegar al tratamiento adecuado, mayor y más extenso e irreversible será el daño. Por otra parte, mientras más temprano el diagnóstico y más correcto el tratamiento se podrán reparar los daños cerebrales, que son imperceptibles aún con las más avanzadas imágenes actuales que de tanta ayuda son a nivel de investigación y comienzan a serlo a nivel clínico de manera burda.

El decir que “las enfermedades las tratan los médicos” parece tonto cuando se trata de otras enfermedades, pero cuando es el alma, el espíritu, las emociones las afectadas, aparece la duda en enfermo y en sus familiares cuando se les deriva al Psiquiatra. Apelan a la fuerza de voluntad y al autocontrol que evidentemente es absurdo tratándose de una enfermedad de cualquier otro órgano. Los medicamentos son cuestionados como peligrosas drogas y tomarlos es como un fracaso o debilidad personal para los pacientes.

En los casos de enfermedades crónicas, que también existen en Psiquiatría como en otras enfermedades el argumento de “no quiero depender” aparece para todos los medicamentos psiquiátricos sin distinción, cuando los que se usan a largo plazo nunca son adictivos, pero no lo aplican ni a los antihipertensivos, ni a los reguladores del ritmo cardíaco, nadie cuestiona depender de un marcapaso, o de la insulina o hipoglucemiantes.

El tratar una enfermedad con medidas no médicas o alternativas puede en algunos casos dar resultado a corto plazo, pero hay evidencia científica de que la enfermedad así abordada, regresa, y a veces con mayor fuerza, y en otras retrasa la curación aumentando el sufrimiento de quien la padece y de quienes rodean al enfermo.

Hoy sabemos que la mejor forma de ayudar a un enfermo de las emociones y la mente es combinar el tratamiento médico con otras alternativas, pero no por separado pues los resultados no son tan buenos.

Si Usted que ya se ha informado, sabe que un familiar o un amigo es enviado al Psiquiatra, ayudelo a desvanecer las falsas ideas acerca de éstos especialistas, que permanentemente se mantienen estudiando para ayudar con los más recientes avances científicos a aliviar el sufrimiento que trae el perder la salud mental .

No permita burlas al respecto, antes bien, infórmese acerca del tratamiento y ayude a su familiar a persistir tomando la medicación por el tiempo y a las dosis indicadas. Por lo general es al inicio del tratamiento cuando se experimentan algunas molestias que desaparecen luego, pero que provocan que el paciente, la familia o amigos se convenzan para abandonar o sugerir cambiar el tratamiento, evitando así la mejoría que vendrá en 1 a 3 semanas según el tratamiento.

Recuerde que mientras más temprano el diagnóstico y mayor apego al tratamiento, mejores resultados.

– (Dr. Manuel Trava García. Médico Psiquiatra / www.saludmentalmerida.com.mx).

 

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